EL ARTE DE LA SEGURIDAD PRIVADA
LISTA GENERAL EN EL SERVICIO DEL FACTOR RH (ELEMENTO SANGUINEO)
El control representa en muy buena parte la esencia de la seguridad. Cualquier tipo de seguridad. Desde cuando se sabe esto y uno debe generarse el compromiso, a la par que el suficiente tiempo, para no pasar de largo ningún detalle importante sobre el terreno. No puede ser esto en otro tono más que éste. Destaca de manera extremadamente vital, por simple deducción lógica, dentro de estos puntos clave; el conocimiento exacto del tipo de sangre (factor RH) del que se compone el organismo de cada persona. Especialmente de los guardias que conjuntan a un grupo de seguridad en un servicio (y a veces hasta el de otra gente que está inherentemente relacionada a nuestras actividades, como el cliente principal, por ejemplo). No se sabe si en algún momento se llegará crucialmente a necesitarse este antecedente como si fuera una cuestión básica de supervivencia (que en la estricta realidad efectivamente lo es). Imagínese, especulando en un contexto adverso, que pasa un grave accidente en el que la existencia de una persona dependa enteramente de una rápida intervención médica, específicamente de una transfusión sanguínea, una situación donde no se puede perder ni un segundo. Lo primero que ocurriría en el caso es preguntarle al paciente a que tipo de sangre pertenece. ¿Pero si éste no está consciente?, ¿o si está aturdido o en shock por el evento? Debe comprenderse las consecuencias de una acción así y acrecentar en nosotros la necesidad de no dejar “en el aire” o en la más cerrada oscuridad este dato que requiere mucha precisión en su veracidad y que al final puede definirlo todo. Una buena opción es colocar en la credencial del elemento de seguridad esta clase de dato biológico en particular (además de otro en similar conexión como el de las alergias). Y aunque, claro, el departamento de contratación (o el de logística) de la corporación es al que le compete esta consulta en primera instancia (por medio de una ojeada a un expediente) o la forma informativa que se le deba dar a este menester; no está de más por el personal operativo la instauración (como un protocolo establecido) dentro del mismo escenario laboral de una lista general (escrita a máquina, comprobadamente 100% confirmada y actualizada) y accesible a la vista en el entorno adecuado en la cual aparezca el tipo sanguíneo de cada uno de los integrantes del contingente de seguridad plantado.
REFORZAMIENTO VISUAL PARA UNA BARRA VEHICULAR (PLUMA)
La barra vehicular (o pluma) en general, es un instrumento de filtro automático que permite o impide, bajo ciertos parámetros de validación, el ingreso de los automóviles a una instalación determinada. La operación de este sistema es normalmente siempre continua, de alta exigencia, tanto de día como en la noche, y casi los 365 días del año. En esta última circunstancia el escenario nocturno presenta cierta particularidad en la parte de la visualización, esto es, la percepción óptica de los usuarios (los conductores que cruzan la barra) que tiene que ser necesariamente apropiada. El ambiente debe estar responsablemente bien iluminado en la totalidad de la zona, y en todo momento, por obvias cuestiones de seguridad física. Este factor, en este sentido, es significativamente muy importante para evitar eventualidades calamitosas bastante adversas como colisiones vehiculares o un daño (o destrozo total) al artefacto del que se habla centralmente en este anexo. Se ha presentado alguna vez que una luminaria (un foco, una lámpara o un reflector) se haya fundido, o peor aun: toda la zona entera se haya quedado sin luz (por alguna específica razón). ¿Qué esfuerzo se puede hacer adelantadamente en la previsión de esta situación? De manera complementaria se puede contribuir grandemente a reforzar la visibilidad nocturna de esta barra vehicular añadiéndole fijamente una tira luminosa: tipo luz neón (nada complicada de conseguir en cualquier tienda de refacciones para carros) a lo largo (encima o en el frente) del cuerpo horizontal de la misma, otorgándole gran vistosidad al instante de su funcionamiento especialmente cuando, de repente, bajen algún nivel las condiciones de claridad ambiental en el lugar. Al igual en la parte inferior de esta barra se le puede insertar o engrapar una especie de protección con hule espuma la cual podría disminuir físicamente un poco el maltrato del hipotético contacto de ésta (si súbitamente bajara y diera un golpe) con la superficie de un vehículo automotor. Para ser más exactos, no se rayaría en demasía el chasis con esta protección. Se puede organizar la implementación de estos sencillos procesos de apoyo óptico (entre muchas otras más actividades convenientemente sanas hacia el futuro que tienen que ver en mucho con filosofías corporativas enfocadas en la búsqueda de la mejora constante) o reforzamiento visual, y el del revestimiento de protección, conforme pueda existir la posibilidad de concretar respecto a tiempo y materiales.
El CONTROL DE LLAVES
Hay algunas cosas que si las descuidamos, nos pueden provocar “hundirnos” más rápido que al Titanic, y todo en la seguridad se reduce a tratar de trabajar con ahínco en el aspecto de la prevención. Para esto no es cuestión de poseer un gran coeficiente intelectual o ser todo un “SOLDADO UNIVERSAL” sino sencillamente tener la imaginación suficiente, la actitud adecuada y estudiar un poco, o más bien, un mucho, sobre métodos de control. Ahora mismo vamos a analizar una de estas cosas, como lo manifiesta el primer párrafo: la manipulación de llaves, lo cual siempre implicará ciertas restricciones por lo delicado del asunto. Y el aspecto más importante a abordar aquí es el respeto a las reglas, porque sin reglas este mundo sería un caos, un desorden, una anarquía. No cualquier persona puede ser digna de total confianza y tener a su entera libertad la custodia o manejo de una llave (hablando sólo de las metálicas, porque existen otras electrónicas de manufacturación más modernas), de donde sea, un archivero, una oficina, una tienda, una bóveda, etc. Coloquialmente dicho no se le puede soltar a cualquiera una llave, sólo a personal autorizado (y que este sea un mínimo imprescindible) porque el que posee una llave se vuelve responsable directo de aperturas o cierres de algún espacio y todo lo que suceda allí dentro.
¿Qué pasa cuando perdemos la llave de nuestra casa? Vienen una seguidilla de complicaciones empezando por la económica porque hay que cambiar la cerradura de la puerta, y otras dificultades interrelacionadas. Pues nada más trasládese este anómalo escenario al ámbito laboral, el desastre que genera ello a veces es fatal porque ocasiona hasta el cese en el empleo. Y si no pasa eso de todos modos moralmente incluso repercute mucho esta situación a los guardias envueltos en esta negligencia por la pérdida de confianza que está siempre de por medio en un caso de esta naturaleza. Si uno no puede controlar algo tan sencillo como es el resguardo de una simple llave entonces mucho menos podremos hacernos cargo de otras tareas mucho más complicadas que existen en este oficio. Una llave nunca debe prestarse rutinariamente entre dos empleados. Su uso es individual. Y cuando se presta una debe firmarse un recibo. Recuérdese que cuando hay un despido o renuncia laboral existe el riesgo de que el ex trabajador se pueda llevar uno de estos instrumentos de ingreso y hacer mal uso del mismo en su oportunidad. Las llaves deben llevar, aparte de la leyenda de la zona a la que pertenecen, una etiqueta que diga: “NO DUPLICAR”. También es obligatorio llevarse a la práctica un diario de control de llaves y cada intervalo de tiempo efectuarse una auditoría (o inventario) en la que se revisen todas, pieza por pieza, y si no se puede localizar una, efectuar la investigación pertinente. Las llaves no deben estar colgadas en un clavo sino confinadas dentro de una gaveta o cajón, aunque no siempre con cierre hermético porque se podrían ocupar de improviso, por ejemplo, para abrir una puerta de emergencia en caso de un incendio o un sismo. Otro caso común en conexión con todo esto señalado es cuando se presta un buen número de llaves al personal de limpieza para que cumpla su función en varios recintos a la vez. Cuando se dé este especial caso al tener de regreso el manojo de llaves deben contarse todas en presencia del trabajador, y obvio no debe faltar ni una sola; ni presentar ningún daño.
RECIBIMIENTO DE HELICOPTEROS
Dentro de las actividades operativas que realizamos, llegados a este punto, se entiende que una de las más especializadas y que está marcada con el más alto nivel de exigencia (por la gran responsabilidad imbuida que tiene), es el recibimiento a helicópteros, tanto dentro de un inmueble que contenga su propio helipuerto tanto en otras instalaciones que posean espacios despejados, con mucha mayor horizontalidad y a nivel de tierra (pistas). Si bien (por nuestro ámbito) no es muy común que seamos partícipes directos en cuanto a esta operación con aeronaves, habrá la posibilidad siempre, por eso puede considerarse de muy buena utilidad para este propósito el que tengamos un breve acercamiento (muy intencionalmente sintetizado, eso sí) con algunos de los datos y cálculos más elementales que prevalecen en este tema tan especial, los cuales invariablemente siempre siguen un patrón fijo (muchas veces de gran sigilo). La primera intervención que se debe llevar a cabo es la protección del perímetro, es decir, aislar totalmente la zona de arribo. Dentro de esto comprende también reservar elevadores, cajones de estacionamiento, preparar llaves de puertas, despejar pasillos de comunicación, poner a punto la parte de coordinación para el ingreso (y también salida) a pie o en vehículo automotor de los grupos de apoyo interno o externo, etcétera. Se requerirán establecer y hacer las diligencias (o ajustes requeridos) para solventar en buen término y normalidad los siguientes parámetros:
Con la debida anticipación la visita debe enviar al punto de destino (al lugar donde llegará el helicóptero) un comunicado o notificación (por ejemplo un email) donde se precisen horarios estimados establecidos, los datos específicos respecto a la identificación de la tripulación (nombre del capitán y copiloto) y número de pasajeros dentro de la aeronave, el color, modelo y la matricula de ésta, las características del contingente (escoltas, secretarias, materiales o equipos) que en medio de esto se incorporará para brindar apoyo simultáneamente vía terrestre al arribo de esta máquina referida.
En contrasentido y en similar importancia, a su vez el personal de las instalaciones que recibirán el helicóptero deberá informar a la visita las coordenadas geográficas exactas de la ubicación de aterrizaje, la dirección física correspondiente a dicho inmueble, las siglas del helipuerto, entregará igualmente un número telefónico para una operación de enlace de emergencia en caso de una eventualidad como un cambio de planes en el preciso momento (aborto de la acción), y también informará que personas tendrán la autorización para hallarse en el sitio de arribo con la finalidad de recibir al vehículo aéreo.
El personal indicado para encontrarse en un sitio de aterrizaje debe trasladar y colocar alrededor del mismo varios extintores (del tipo correcto), también verificar que este terreno no tenga ningún tipo de obstáculos, asimismo comprobar (en un escenario nocturno) el funcionamiento correcto de las luces de navegación (rojas), los equipos de alarmas y la verificación del estado mecánico de la puerta que dará acceso al interior del inmueble desde el helipuerto. Cabe mencionar que dicho personal tiene que tener un entrenamiento previo en contingencias como incendios y saber en buen nivel sobre primeros auxilios; es un requisito indispensable. Nota: Esta operación entraña un cierto riesgo porque, dependiendo del modelo del helicóptero, hay algunos que muestran más potencia en su rotor principal que otros y fácilmente nos tumbarían si no oponemos suficiente resistencia sujetándonos a algún objeto que nos permita mantenernos firmes y seguros. El radio de comunicación que usualmente se porta en la cintura si no se abrocha o afianza bien puede igualmente salir despedido, dañándose o perdiéndose, por la turbulencia generada.
RIESGOS DE LOS TRANSFORMADORES
Tener en la cercanía del servicio un transformador (afuera de la puerta principal, ejemplificando este caso) acompaña en sí un riesgo. Y a veces este riesgo podría retratar un auténtico desastre. Quién quiera que haya visto la explosión de un artefacto eléctrico de esta naturaleza testificará la pirotecnia peligrosa (y efectos asociados) que genera este evento. Si bien la entidad acreditada (CFE), se supone, le da el debido mantenimiento al aparato y seguimiento a sus normativas técnicas correspondientes, aspectos tales como un sismo, un sobrecalentamiento, un corto circuito, o una fuerte tormenta quizás, podrían llevarlo a producirle un malfuncionamiento que desemboque en un caso muy critico. Y podemos visualizar en ello algunos de los estragos que afectarán el desarrollo de nuestra actividad laboral para empezar a activar la prevención desde hoy. Hay que observar constantemente el estado físico del transformador, algunos de estos traen una placa metálica de identificación (en tamaño muy bien visible) con un numero serial, aunque no todos. Si se detecta un problema como fisuras en su superficie, salida de humo, olor penetrante a combustión o un “zumbido” demasiado anormal, oficialmente reportarlo a quien se debe. Un encabezado de un periódico reseña un caso en que la explosión de un transformador daño varios vehículos que estaban estacionados en la calle y que los cables caídos amenazaban, con su chicoteo, con afectar la integridad de las personas que circulaban por la banqueta (que también ocupaba el poste). Ocurrida la explosión se recomienda evacuación inmediata, asimismo la misma deja sin luz (que si pasa esto en la noche anticipa otra clase de riesgos vinculados) por muchas horas no sólo al servicio sino a varias casas a la redonda. Si tenemos portón eléctrico huelga decir que no se podrá utilizar (únicamente si se cuenta localmente con planta de emergencia). Además de cero comunicación telefónica por cable. Otro desventura más abrumadora podría darse si hay una gasolinera en la proximidad del lugar donde esta produciéndose este hecho, este incidente grave (la estación, en una devastadora interacción, podría ser alcanzada por las llamas y hacer igualmente explosión). Lo mismo podría decirse si dentro de nuestras instalaciones existiera algún tipo de acumulamiento de material combustible pues se desencadenaría el resultado anterior. Recalco otra vez. Estos matices de carácter prudencial son aptos para que la gente de seguridad “encienda el detector” (en metáfora), es decir, realice entonces el intento de que un tipo de amenaza como esta delineada no trascienda negativamente nunca en ningún lado.
LA CAJUELA
Un detalle estratégico vital es que no se nos pase considerar que un vehículo, dependiendo de sus características de fabricación, presenta un lugar destinado para guardar maletas o equipaje. La alta seguridad indica que, con la más pronunciada precaución, se debe verificar que este compartimiento, la cajuela (en el entendido de que tal espacio sirve para que una persona se esconda) esté libre de amenazas. Pero no sólo eso. Bajo este prisma también paralelamente no hay que pasar por alto verificar los asientos traseros y el piso del automotor, localizaciones donde perfectamente caben cuerpos humanos, tanto vivos como muertos. Este registro visual se agudizará en unidades de más capacidad como camionetas o camiones (especialmente con vidrios polarizados) lo que obedece a que siendo el volumen más amplio entonces la conveniencia para la ocultación se incrementa (como para transportar más objetos robados de una vivienda, o tal vez un delincuente entre a una zona residencial en una camioneta y salga subido en una motocicleta, la que de inicio llevaría escondida dentro de la misma unidad). Todo es cuestión de analizarlo todo desde la perspectiva del oponente. En un ejemplo verídico en una privada se coló un taxi en la madrugada, el conductor se bajó de la unidad y salió (disfrazado) a pie del sitio dejando abandonado el vehículo de alquiler junto a una casa que se dice pertenecía a una persona de la delincuencia organizada. Pasaron y pasaron las horas y de la unidad comenzó a percibirse un olor a putrefacción. Se presentó la autoridad y se descubrió que dentro de la cajuela se encontraba un cuerpo humano asesinado, como una forma de amenaza simbólica entre mafias locales. En este caso la operación delincuencial salió perfecta por el desatino del personal de seguridad al no poner mayor recelo en la tarea de revisión de vehículos en el plano físico (espacios interiores), la falta de atención en movimientos sospechosos, así como no comprobar hechos y datos.
REVISIÓN DE CASILLEROS
La revisión ocasional de los casilleros de empleados es un control de rutina que está establecido en muchas empresas como elemento disuasivo para hacer desistir a los trabajadores de que incurran en futuras conductas inapropiadas o cortar el flujo de irregularidades que estén dándose en el presente. O a veces ocurre repentinamente cuando hay algún incidente, robo, para ser más concretos, en el que sea necesario revisar estos espacios para intentar ubicar el paradero de algún objeto extraído. Y aunque pudiera parecer en apariencia agresiva, esta normatividad es inocua, como cualquier regla de seguridad más. Incluso en un caso ya vivido, hasta con las cajuelas de los carros que estaban en el estacionamiento se siguió. Para que los resultados sean los esperados, como principio debe considerarse la identificación precisa de este mueble considerando señalar materialmente con un número o nombre relacionados obviamente al propietario, y cerrado mediante la utilización de un candado personal. Solamente con autorización previa una persona puede ocupar dos o más casilleros al mismo tiempo, pero esto no es admisible si se busca un método de regulación estricto. Entre algunos preceptos a conocer está primero el de las prohibiciones, que es dependiente a temas gerenciales ¿qué se puede introducir y qué no?, ¿en qué casos se debe quitarle esta facilidad a alguien? Todo debe estar apegado a un reglamento interno.
En la revisión podemos valernos de una cámara fotográfica para conferirle valor probatorio al hecho (y de un tercero como testigo, tal vez). El que ocupa el casillero es el que tiene que abrirlo y trasladar todas sus pertenencias hacia una mesa de revisión puesta ex profeso para ello. ¿Qué objetos deben atraer nuestra atención? Estudios psicológicos demuestran que las posesiones que tenemos reflejan la personalidad que poseemos. Guantes que no sean los típicos para protección del frio no tendrían razón para estar en un locker. En algunos sitios no existe el permiso de guardar alimentos por el tema de la limpieza ya que si el dueño falta a labores inexorablemente la misma se echará a perder por no poder movérsele de ahí. No se diga la restricción sobre cigarros o alcohol. Evidentemente están fuera de lugar catálogos de ventas, cobijas, y documentos confidenciales propios del lugar. Si se encuentran libros éstos se tienen que sujetar en el aire y recorrerse rápidamente la parte del corte suelto de las hojas (opuesta al lomo donde va el título) con el pulgar izquierdo (si el revisor es derecho). La ropa doblada debe desenvolverse al total. El calzado debe voltearse de cabeza. Toda cosa hueca, como los tuppers (más si son opacos) deben abrirse. Y cada pieza no coincidente con las estipuladas en las reglas debe ser explicada concienzudamente por el propietario (después de la fotografía consabida). Los medicamentos, especialmente las pastillas, no se pueden impedir como posesión pero si tiene que haber un motivo claro. Qué decir de herramientas, o incluso armas (esto último ameritaría una remoción del puesto inexcusable). Y a veces pasa que se tenga que romper un candado porque un trabajador causó baja y por alguna razón no regresó a recuperar sus pertenencias.
05 PUNTOS BASICOS EN EL MANEJO DE UNA RECEPCIÓN
- 1). El visitante no puede fotografiar con su celular el directorio de empresas que generalmente existe físicamente recién al ingresar unos cuantos pasos dentro de un edificio. Tampoco podrá tomar instantáneas de los demás espacios circundantes. Vigilar que se cumpla esta restricción aún con las personas que estén sentadas en proceso de espera para su trámite de ingreso. Tener igual desconfianza con las personas que se presenten ataviadas muy informalmente (sudadera con capucha, lo clásico), o con gorra beisbolera y lentes oscuros, o sea, con rostros demasiado cubiertos para el caso. También no olvidar el asunto de observadores sospechosos afuera de la entrada.
- 2). Los repartidores de comida (u otro servicios) sólo se encaminaran exclusivamente hacia las oficinas de las empresas que realizaron los pedidos y cargaran únicamente con lo que van a entregar. Y antes de pasar a los pisos, en la recepción se les revisará físicamente buscándoles material de propaganda (que normalmente llevan en la bolsa delantera del delantal) e instarlos a que si traen este material siempre lo habrán de dejar con la recepcionista, al igual que su casco y guantes si su labor la efectúan en motocicleta. Esto se hace para evitar que después de poner en las manos del cliente el pedido se desplacen hacia otras oficinas diferentes a repartir volantes pues esto genera inseguridad.
- 3). Una visita no debe asomar la cabeza más allá del mueble de la recepción porque que si hay monitores o pantallas alojados en éste, las vistas (tomas) de las cámaras deben estar cubiertas de secretismo y sólo las debe conocer gente autorizada para ello. Se espera igual en esta área que existan fotografías pegadas que muestren a individuos no gratos que no pueden ingresar porque hicieron algo impropio en nuestro punto o en algunas otras localidades. Otro detalle crucial es que cuando los empleados que se retiren a muy altas horas de la noche en un taxi hay que registrar en un documento las características de este vehículo de alquiler y hasta el nombre completo del chofer mismo. Si no da su consentimiento para conocer sus generales cancelar el servicio y solicitar otro servicio.
- 4). Si a una persona tarda mucho en recibirla una empresa, esto es, autorizar su admisión, indicarles amablemente que tomen asiento en la sala de estar. No carece de sentido esto, pues nadie debe darse cuenta o tomar datos de la dinámica de las actividades que atañe a una recepción, además que estorbarían a las otras visitas que en ese momento estén arribando. Tampoco hay que interactuar de más (familiarizar) con los visitantes pero en contraposición: si conocer perfectamente bien la identidad de todos los empleados que laboran en el alojamiento. Ahora se estilan bases de datos informáticas muy completas en las cuales podemos apoyarnos para esta operación de reconocimiento de identidad.
- 5). Ser extremadamente cautelosos tanto descubriendo credenciales apócrifas (que sean copias o que hayan expirado) que intenten deslizarnos las visitas, como prodigarnos en entregar correctamente las mismas a sus correspondientes dueños al marcharse éstos, no entregar una por otra porque este equívoco provoca un engorroso conflicto, incluso legal. Asimismo, cuando efectivamente alguien viniera a recuperar una credencial olvidada, antes de su entrega verificar que la persona no se haya llevado otra en su lugar que no hubiese sido la suya, o que este documento esté en resguardo porque su dueño cometió algún desperfecto en las instalaciones o perdió el gafete (y no lo pago) que se le entregó al inicio del proceso.
COMO RECIBIR UN SERVICIO
El universo de la seguridad privada es profundo como el mar y cuyo techo tampoco tiene fin, hay mucho que decir todavía. Me di cuenta de lo determinante que resulta recibir bien un servicio. Imaginemos que vamos llegando a nuestro centro de trabajo. Observamos por fuera la mayor franja de las instalaciones que podamos abarcar con los ojos: perímetro en orden, cableado íntegro, luces funcionando, vidrios de ventanas completos, candados puestos, “señales de vida”, indicios de problemas en apariencia, son muchos detalles a examinar y a veces el clima es un factor. Luego haciendo objeto de revisión (de forma sutil) el interior del servicio, acciones como probar el funcionamiento de la telefonía de la caseta, llaves en su lugar, aparatos electrónicos en uso normal, si hay paquetes por entregar checar que estén, radios de comunicación a la vista y con carga óptima, la documentación relacionada revisada al cien por ciento, para posteriormente pasar a la cuestión informativa que son los pendientes (seguimientos) y las novedades. Si no se hace esto así y el guardia al que relevamos ya se retiró omitiendo entregarnos algún material
(o informarnos de algún suceso importante) la responsabilidad descansa en el elemento entrante puesto que protocolariamente éste firma una bitácora de recibido y ya no hay vuelta atrás. ¿Cuántas veces un guardia de seguridad se ha llevado involuntariamente las llaves de la entrada de un recinto y los empleados comienzan a llegar y no pueden entrar a causa de este desacierto imperdonable? Eso sí, para recibir bien un servicio el guardia entrante debe ser ejemplarmente puntual. Es decir, comenzar a recibir el servicio por lo menos 20 minutos antes de la toma formal del punto ya que un compañero al que lo van a relevar lo que menos va a hacer es entregar cosa por cosa a un guardia que viene demorado en tiempo ya que lo que quiere es ya irse, y está en su derecho pues su jornada de trabajo terminó. Y hay que mencionar que, por propia mano, puede darse el caso de que el elemento decida regresar a su casa al colega impuntual y hacerse de un tiempo extra (con el riesgo de que a él mismo un día también lo retachen en el igual como represalia). La puntualidad no es un concepto relacionado con el tiempo sino con la educación y la cultura.
Ah, y por último la limpieza del sitio que entregamos es un requisito firme, pero sin deslizarse en exageraciones ridículas e irrelevantes.
LISTA DE FIRMAS
Una firma es el nombre y apellido, o título, que una persona escribe de su propia mano en un documento, para darle autenticidad o para expresar que aprueba su contenido, bajo un orden político interno y sucesivo, de arriba hacia abajo en importancia (organigrama). A quien corresponda tener un documento en su mano para liberar una acción requerida en una empresa, instituto u organización, la razón obliga hacia el máximo esmero en el acto de acreditar lo cierto y positivo que ofrece una firma en las circunstancias en que ello concurre. Cada firma ofrece, por lo general, un carácter distintivo e invariable (rasgos únicos). Para mejorar esas circunstancias es preciso conseguir en el servicio (en papel para mejorar la apreciación visual) una enumeración en forma de columna de las firmas autorizadas de las personas designadas en el sitio (directivos) en que las mismas pueden hacer liberar ciertas acciones físicas o abstractas. El propósito de esta acción (la lista) es obtener la ventaja de poder comparar el guardia las rúbricas almacenadas en nuestra relación con las del papel de
ordenanza que se mueve a nuestra responsabilidad. Es sencillo, pero se necesita examinar con todo lujo de minuciosidad el estado en que se encuentra una firma tal. Un paso en falso por una discrepancia y uno puede incurrir en una catástrofe. En la localización de algún defecto en el estampado de la firma lo mejor es hacérselo ver al abajo firmante entrando en contacto directo con él (por cualquier medio) al instante para la debida aclaración de la duda. Con independencia de la mano en la pluma se acostumbra, sobre todo en las escuelas, la preexistencia de un sello de madera con la imagen grabada de la firma del directivo que una secretaria estampa a voluntad (dirigida por su cargo) en los escritos de aquel a quien sirve para este fin. Es una obligación critica no despegarnos de este detallito, el sello de madera, nunca perdiendo de vista las posibles intrusiones a la oficina en donde se encuentra este artículo el cual siempre debe estar en cerrada custodia (bajo llave) para eliminar problemas potenciales. Si bien es verdad que lo que vemos en el presente es el envío de documentos
procesados electrónicamente (emails), la situación aún normal del uso de documentos en físico en la mayoría de las corporaciones indica que ese acto para algunos “decadente”, perdurará un tiempo más.
CODIGO FONETICO
La comunicación por radio que utilizamos cotidianamente en nuestras labores, por fuerzas de causa mayor requiere de un leguaje especializado (o código) que garantice la claridad y la certeza. Este lenguaje existe ya y se denomina código fonético. Este código asigna palabras clave a cada letra del alfabeto para que puedan ser pronunciadas y entendidas por los que emiten y reciben estos mensajes, sin importar cual sea el idioma nativo de los interlocutores. La razón que llevó a la creación de un código fonético fue la interferencia y el ruido al que está sujeta la comunicación por radio. Esto genera que algunas letras (como la v que al ser deletreada pueda confundirse con la b) o los números parecidos (sesenta y setenta) se presten a confusiones peligrosas. Aquí te comparto este alfabeto especial, aunque hay que considerar que en algunas regiones se hacen variaciones para facilitar el uso de este código (pero estas variaciones son mínimas y sometidas a un criterio local). En 1927, la Conferencia Radial de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) adoptó el primer alfabeto reconocido internacionalmente y que sirvió fundamentalmente para promover las radiocomunicaciones seguras en la aeronáutica, la marina, las operaciones militares y los servicios civiles de seguridad. Como refuerzo para dar más garantías a la radiocomunicación téngase presente que los radios siempre deben permanecer con carga total (no desajustando sus ciclos de carga), de vez en cuando limpiar los conectores localizados en la base del cargador, no doblar las antenas (¡algunos insensatamente las muerden!), no despegar las etiquetas informativas (especificaciones técnicas), distribuir y marcar los radios organizadamente, y no transmitir por estos medios de comunicación en presencia de terceros testigos (en este ultimo caso solicitar una pausa al interlocutor para la respuesta y alejarse un poco para continuar la transmisión en modo seguro). Importante: si un radio es robado o es extraviado no queda de otra más que cambiar las bandas de frecuencia con las que operan los radios existentes en el lugar.
CORRESPONDENCIA Y PAQUETES SOSPECHOSOS
En la situación de recibir correspondencia o paquetes sospechosos en el servicio, protegernos y proteger a otros es nuestra responsabilidad y hay que ir a lo seguro. Si se recibe un envoltorio sospechoso (o se tiene conocimiento de ello) se debe de cumplir con las siguientes instrucciones: 1. Alto. No lo tomes. 2. Aíslalo inmediatamente. 3. Alto. No lo abras, huelas o pruebes. 4. Activa tu plan de emergencia y notifícalo a tu supervisor ya que el paquete puede contener material radioactivo, químico, biológico o una bomba explosiva. Hay signos característicos en los paquetes que los hacen sospechosos y a los cuales si los podemos reconocer a tiempo, nos ayudarán a llevar a buen puerto el desenlace de esta clase de entuertos. Estas señales reconocibles son: a) Está dirigido exclusivamente a alguien, b) no tiene remitente, c) mala ortografía y mal escrito, d) sellado con cinta adhesiva, e) está deslustrado por un polvo desconocido o sustancias sospechosas, f) puede ser enviado de otros países y con muchos timbres postales, g) contiene manchas o color diferente en partes de la envoltura, h) demasiada cinta adhesiva, i) olor extraño, j) nombre o domicilio incorrecto del destinatario, k) presenta golpes, l) que los dobleces no sean uniformes, ll) si se observan alambres salientes en el paquete. El que escribe estas palabras tuvo acceso a un incidente en el que se recibió un paquete bajo sospecha en una oficina de ventas al mayoreo de productos telefónicos. A la secretaria le tomó mucho tiempo recuperarse de la impresión que le produjo el escuchar un leve tictac dentro del paquete que recibió, saliendo a cuadro inmediatamente el jefe de servicio a revisar cuidadosamente el objeto en cuestión, no tardando demasiado en felizmente descubrir que no se trataba de otra cosa más que de un regalo en la que una tarjeta de cumpleaños con la forma de un reloj (cuyas manecillas adheridas al cartón se movían constantemente hasta que su fuente de energía, una diminuta pila -que era la causante del ruido raro-, se agota). Por suerte ese tipo de tarjetas-reloj; aunque en aquel día eran usuales hoy ya no.