Seguridad, sin duda alguna esta palabra ha transformado intensamente todas las actividades humanas así que entremos sin tardanza en esta materia matizada a veces de contrastantes claroscuros. En realidad el concepto de seguridad es enormemente amplio en su concepción general, y con mucho fondo entendiéndola como un fenómeno a estudiar, no obstante podemos sencillamente establecer que seguridad significa conservar exento de todo peligro, daño o riesgo, a una persona, a un objeto, o a una actividad determinada, en todo momento. Esa es su primaria intención laboral: eliminar toda amenaza de una atmósfera determinada. La seguridad es (en este contexto) sin darle muchas vueltas al asunto, básicamente una cuestión de capacidad (técnica) de actuación humana individual o en conjunto. Y entre más firme sea esa capacidad, mayor será la calidad reflejada en la protección instalada. La seguridad no se construye como por encantamiento de la nada, y no debe ser una tarea improvisada porque como todo arte o ciencia se rige con reglas, teorías, elementos básicos y fundamentos propios de su origen y naturaleza, y no existen atajos livianos para forjarla, es justo decirlo. Además la seguridad no es un estado cotidiano pues se requiere invertir en ella: tiempo, análisis y muchísimo trabajo para que no desaparezca su benéfica expresión dominante (y necesariamente permanente). Y es un ejercicio extraordinariamente serio que demanda indiscutibles requisitos bastante específicos, y en el que raramente existe una segunda oportunidad de reparación, esto es, nada puede repetirse otra vez y corregirse entonces la falla, y en donde la autocrítica es la obligación excelsa y la mejor arma el conocimiento: el cual debe estirarse hasta el límite máximo de la mecánica mental. Pero lamentablemente hay que agregar que la seguridad vista sólo superficialmente evoca absurdas y grotescas imágenes de parálisis crónica generalizada y de indomesticable comportamiento cuadrúmano. Pero muy pocas veces cabe esta ruin reducción despectiva, caricaturesca, lo recalco: injustamente aplicada porque suministrar seguridad no es una tarea que esté completamente libre de complicación alguna tal como lo plantean algunas mentes cuadradas poco informadas en estos menesteres. La seguridad tiene fantásticas ventajas y produce un sinfín de satisfacciones agradables, sobre todo por el deber cumplido: pero el que está dentro de ella debe apegarse férreamente a la sublime luz del raciocinio y atarse a los más rígidos criterios de ética y profesionalismo. Y tampoco debe pasar nunca desapercibido que existen un millón de factores de riesgo que mueren por arruinarlo todo y poner en jaque la capacidad del elemento de seguridad. Sin embargo, profundizando en este último sentido, la capacidad, si se le canaliza al guardia de seguridad con mucho volumen informativo (cualitativo) se posibilitará la manera de alterar positivamente muy a su favor el esquema operativo en el que éste está inscrito, permitiendo con ello optimizar más su posición y a la adecuada desenvoltura de la que tendría que hacer gala contra tribulaciones caóticas de confusión inacabable y hormigueantes hostilidades humanas (bajo el supuesto que hipotéticamente lidiará con éstas en algún momento) que ávidamente podrían intentar introducirse de improviso en su esfera de trabajo (tal vez durante el transcurso de un imperceptible descuido) con la conseja de engullirlo, acometerlo o despojarlo decididamente del control de sus labores, o tan sólo para sabotearlas o interferirlas en alguna proporción deleznable (quizás algunas veces por malicioso gusto personal sacando a flote dormidos impulsos anarquistas o “terroristas”). Pero más allá del aspecto teórico cuyo seguimiento meramente superfluo podría arrastrarnos a la inconstancia de la simple retórica, lo que apasionadamente debe perseguirse es aterrizar físicamente a la seguridad, que se refleje funcionalmente en el mundo real y debiendo visualizarse a ésta desde una perspectiva de vertiginoso dinamismo. Por último, una observación importante: para tener éxito en sus tareas el guardia puede utilizar las recomendaciones formuladas en este espacio si quiere, las cuales son razonables y juiciosas…pero al final también cabe la posibilidad de escuchar a su instinto, a su “brújula biológica”, que es otro muy buen recurso, al igual.