EL ARTE DE LA SEGURIDAD PRIVADA

LA REACCIÓN

porcentajes

La reacción es una acción que se resiste o se opone a otra acción, obrando en sentido contrario a ella. Esto lo explica así el diccionario. Pero traspasando este concepto al ámbito de la seguridad privada podemos desmenuzarla un tanto mejor y sin ambigüedades. La reacción es una operación en la que el guardia laboralmente tiene una ineludible obligación inconmensurable. Este es un deber natural imprescindible y no hay nada de meritorio en él porque es forzoso, aunque muy a menudo existe una actitud en la que se tiende a ignorar olímpicamente la altura de este compromiso ineludible porque con excesiva confianza se piensa que “no es para tanto” debido a que muchas veces uno está automáticamente convencido de que nunca pasará nada…hasta que estalla la laberíntica crisis, y el mundo de la seguridad privada está desbordado hasta el tope de infames historias así. Es una constante sangrante que no termina de expandirse. Y el querer conscientemente sustraerse, renunciar de antemano o “darle la vuelta” a este compromiso exigente de honor o palabra dada al entrar a esta profesión, tendría que calificarse como un sacrilegio innombrable, una omisión execrable: no podría equivaler a otra cosa. La reacción es el procedimiento que tiene que ser más rápidamente desplegado; y también es el acto en el que tiene que imprimirse más sentido de conciencia para rearmar la tranquilidad. Nunca está demás reflexionar que la reacción debe ser pensada y ensayada hasta el límite del cuerpo y del tiempo aunque nunca llegue a ser ejecutada en la realidad (que es lo conveniente), y subrayo mucho este punto: es mejor tenerla preparada y no utilizarla, que necesitarla y no tenerla preparada ya que dentro de ella el azar no funciona y existe ésta para corregir algo que ya falló. Tampoco la mala suerte existe, sólo existen los desaciertos de la negligencia humana la cual a veces nos presenta una insolente cara excesivamente insoportable. A veces asombrosamente tenemos al enemigo en “casa”. La reacción es un hecho mortificante anímicamente hablando porque su uso se activa solamente cuando ya se ha apersonado el peligro, cuando ya las operaciones de seguridad han sido irreversiblemente sorprendidas y vulneradas por una desafiante amenaza en pie de guerra, cualquiera que sea el origen de ella. Por tanto la reacción es la contrafigura exacta más contraria a la prevención y a la disuasión (los otros dos eslabones concéntricos y complementarios de la cadena tripartita de la seguridad (prevención, disuasión, reacción) y contradice grandemente el modelo estándar laboral precautorio que prevalece sacramente en la seguridad privada desde su nacimiento histórico hace ya algún tiempo atrás (FIGURA 1), el cual por su analizada conveniencia proporcional es inalterable y estipula perfectamente la ruta hacia donde hacerse. En los salones de adiestramiento de las corporaciones de seguridad típicamente se suele explicar que la reacción es un acto destacable de defensa de relampagueante respuesta inmediata (y tener respuesta para todo es muy caro en tiempo y dinero) encuadrado dentro de un meticuloso esquema predefinido de protección, normalización o rehabilitación ante la ruptura o alteración de las condiciones satisfactorias de un lugar provocada por una acción negativa humana (voluntaria o involuntaria) o por un fenómeno natural; y vaya que este largo párrafo lo dice todo. Y siempre habrá posibilidades reales de que algo ocurra; siempre. Tráigase a la memoria, desde el amanecer hasta la hora de ir a la cama a descansar, que un guardia de seguridad privada no debe regalarle la iniciativa al enemigo o al tiempo, y que ganará quien lleve primero a su terreno a esta iniciativa. Hay que pensar que la gente a nuestro alrededor siempre espera una actuación seria y sagaz de la seguridad. Cuando suene la simbólica o real señal de alarma el elemento de seguridad (que instantáneamente se verá arrastrado a la vorágine de la acción) instintiva y mecánicamente a la vez comenzará la veloz y exacta ejecución de instrucciones previstas para contrarrestar o neutralizar a una amenaza específica, o en su defecto, para resistirla o contenerla el tiempo suficiente en lo que llega la ayuda apropiada. Y en este apartado existe un rasgo prominente y significativo. Ojo. La propia destreza del guardia es lo que determinará su triunfo laboral…o su derrota.